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Infografía de la Denominación de Origen
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AOC Coteaux d’Aix en Provence
HISTORIA
La viticultura se ha propagado a lo largo de los siglos, importada por los griegos, navegadores griegos que trajeron las primeras cepas para plantar, expandida por los romanos, continuada por el comercio de la cuenca mediterránea y finalmente mantenida gracias al turismo.
La cultura de la viña ha sido importada por lo griegos o por los fenicios, ya que hay dos teorías en la colonización de las costas en el S.VI antes de nuestra era. Los fenicios que vinieron de Asia Menor liderados por Protis fundan Marsella que se convierte en un puerto de entrada de los vinos del mundo helénico a la Galia. Pero es la conquista romana la que va a contribuir realmente al desarrollo de viticultura. Bajo el imperio romano, los vinos de Provenza son reconocidos por pensadores como Virgilio o Plinio. Pero con la caída del Imperio Romano caerá también la caída de la viticultura local. Hay que esperar a la constitución de las primeras congregaciones religiosas para que la cultura de la viña haga su reaparición. En la Provenza, las abadías de Saint-Victor en Marsellla, Lérins a las afueras de Cannes, Saint-Pons en Niza y Thouronet elaboran vinos de mesa y según se fueron desarrollando comercializaban parte de su producción.
A partir del S. XIV en Provenza, los nobles y notables compraron tierras, plantando viñedos, marcando así el debut de la viticultura moderna en la región. Después de la Revolución Francesa, los viñedos viven un largo período de crisis y una caída de las ventas, habría que esperar a la llegada del ferrocarril a la Provenza, a mitad del S.XIX para que la viticultura local se renovara y prosperara. Después a principios del S.XX, debido a la sobreproducción y la bajada de precios los que amenazan la Provenza. No será hasta después de la Segunda Guerra Mundial, gracias al nacimiento de las AOC y a la llegada de una nueva generación de bodegueros fervientes defensores de la calidad, que los viñedos se desarrollen con fuerza. Y finalmente será el éxito del turismo el que termine por afianzar la comercialización de los vinos locales. Esta situación orienta progresivamente al viñedo provenzal hacia la producción de rosados, que a la vez es el vector de un éxito económico inmediato gracias a la clientela estival, así como un evidente freno para que emergían otras expresiones vinícolas de más calidad de la viticultura regional.
Esencialmente mediterráneos, los viñedos de la Provenza son cultivados a partir de numerosas variedades locales, sus vinos, a pesar de ser muy populares entre los turistas, son desconocidos. La Provenza dispone de un sinfín de elementos en materia de “buen vivir”. Es muy común que los amantes del buen vivir alquilen casas en el litoral o en el interior para disfrutar de las bonanzas del clima, la alegría y la generosidad de la cocina, la manera de ser y la filosofía de sus paisanos. Pero en esta lista poco aparecen sus vinos, pocos de estos visitantes se preocupan de su calidad. Esta es sin duda la primera razón de la calidad mediocre de muchos vinos, el público al que van destinados no exige calidad. Además, a esto se añade la ausencia de parcelas tradicionales “crus” de reputación confirmada como en otras zonas de Francia. Con la excepción de Bandol, la Provenza ha utilizado su vino rosado para afianzar su imagen de marca, quizás bastante lucrativo, pero no apto para alcanzar un renombre en el mundo vinícola. Aunque gracias a hombres y mujeres de estas tierras con medios hay iniciativas personales muy dignas que han manifestado la ambición de elaborar grandes vinos. Y por ello en la Provenza hoy en día se encuentra una variedad de vinos originales e interesantes. Simplemente la región carece de valores seguros desde donde el amateur pueda encontrar un foco de referencia. Aunque pocos algunos existen.
En 1955, 23 bodegas de Provenza se alzaron con el rango de “Cru Classé”, pero esta clasificación es muy poco conocida y aunque algunas han continuado en la cima de su producción, existe una gran heterogeneidad en el seno de esta clasificación.
CLIMA
Las cepas de Coteaux d'Aix-en-Provence son los vinos más occidentales de la Provenza. La zona de la denominación se extiende desde Durance hasta el mar Mediterráneo, y desde el valle del Ródano en el oeste hasta la montaña Sainte-Victoire en el este. Rodea la laguna de Berre y atraviesa los paisajes pintados por Cézanne. Es entre los relieves formados por una sucesión de cadenas paralelos a la costa - la cadena Nerthe, la cadena Fare, la cadena Eguilles y Trévaresse, la cadena de Costes que se prolonga por los Alpilles - donde se concentra la actividad vitícola.
El clima mediterráneo está marcado por el Mistral, un viento del norte predominantemente frío y seco. Permite que la denominación se beneficie de una insolación media anual de 2.900 horas. Las lluvias ligeras, entre 550 y 680 mm anuales, se concentran principalmente en primavera y otoño.
SUELOS
En esta zona de piedra caliza occidental de la Provenza, los suelos encontrados son principalmente: arcillo-caliza pedregoso, arenoso a menudo con grava sobre melaza y arenisca-pedregoso con una matriz arcillosa o limosa-arenosa en las terrazas Arc y Durance.
BODEGAS
Château de Beaupré, Château Simone, Domaine d’Eole, Domaine Hauvette, Château Revellete, Clos Saint-Vincent, Mas de la Dame, Domaine de Lauzières, Clos satine Magdeleine, Clos Val Bruyère, Domaine de Trévallon.